La iglesia primitiva
La iglesia primitiva
Dada la situación de carencia económica, había que volver los ojos a la iglesia primitiva, lugar donde el obispo Solano, en 1549, escribiendo al Consejo de Indias, renovaba su demanda y añadía: La Yglesia vieja la hice aderezar y alargar y alzar y cubrir de teja y está muy buena para muchos años, mientras se haga la Yglesia que se ha de hazer […]. Para esto, las obras de remodelación de la iglesia primitiva tienen su propio cauce y mejoramiento10; en las décadas posteriores, esta es transformada sucesivamente, tanto interna como externamente.
En ese entonces, el anhelo de vecinos importantes de la ciudad de asegurarse un sitio como morada para una mejor vida, se recompensaba con limosnas, topos de tierra o con aportes en pesos. Esta actitud es una muestra de cómo el creyente va dejando huella física en el edificio religioso. Basándonos en esta información documental, planteamos a continuación un esquema aproximado de la distribución y posición de la iglesia primitiva, que estuvo en pie hasta la década de 1650.
La idea y el proyecto inicial
Aunque el primitivo edificio había sufrido varias reformas, su estado era bastante modesto en comparación con las intenciones constructivas que se querían implantar en este Nuevo Mundo, a imitación de los modelos catedralicios europeos. Es así que, en estos tiempos, son dos los personajes que destacan: el obispo Solano, ferviente impulsor de las modificaciones de la iglesia antigua y hombre de propósito incansable por ver iniciada la construcción de la nueva Catedral; y, por otro lado, el primer arquitecto o maestro mayor, realizador de estos anhelos11.
Juan Miguel de Veramendi, el primer arquitecto. Maestro en las artes de la arquitectura, vizcaíno de nacimiento, tenía en su haber varias obras de importancia, como las iniciadas en 1555 para la Catedral de Sucre, La Plata y Chuquisaca, entre otros lugares.
Al parecer, como señala Ramón Gutiérrez, […] debía existir una articulación profesional de la producción arquitectónica en la región, ya que varios maestros ejercían una movilidad actuando sucesivamente en varias ciudades; esto explica la transferencia de técnicas y conocimientos así como el desarrollo de formas expresivas que no hubiera aflorado naturalmente si no hubiera existido esta movilidad interna
Manuscritos del Archivo Eclesiástico de la Catedral del Cusco contienen la descripción de las formas de aportes económicos para la construcción, el listado de los materiales empleados, etc., en los primeros años.
La fortaleza que se menciona como recurso para la construcción y que desde entonces se utiliza como cantera abierta debió de ser Sacsayhuamán, de donde se extrajeron las piezas líticas menores ubicadas en la parte superior, más ligeras de transportar y que sirvieron para las fundaciones de la nueva iglesia. Una vez más se comprobaba que el mismo nativo, por órdenes del extranjero, destruía sus recintos, otrora testimonio de reverencia y respeto. Así, al arrancar cada piedra, arrancaba parte de su corazón y atestiguaba la destrucción de su ancestro remoto como desgarrando con sus propias manos su propio espíritu
También el virrey dispone el inicio de la obra, por haber un maestro que lo supiese hacer, este era […] Juan Miguel de Veramendi12, que residía en la ciudad de La Plata, en la Provincia de Charcas, para con él se concertase el dicho edificio, de esta Santa Iglesia […], quien estuvo presente para dicho propósito.
El obispo Solano ya no se encontraba en Cusco, pues se había retirado a la diócesis de Arequipa, y en su representación y buena intención, y firmados los acuerdos, se dio paso a la colocación de la piedra fundamental. Esquivel y Navia completa otros datos interesantes como la lámina de inscripción y alhajas que se colocaron con la primera piedra.
Veramendi se encargaría de los primeros trabajos, durante un año, y luego se trasladaría a las Charcas. El primer desafío durante su permanencia fue el estado del terreno, relacionado con los ojos del manante. El agua del subsuelo en tiempo de los incas era aprovechada y canalizada, pero con la presencia hispana se destruyeron muchos de estos canales al llevar a cabo la distribución y construcción en los solares de la ciudad. En el caso del terreno de la Catedral, las aguas discurrían por gravedad desde las partes altas hasta las más bajas. En esta situación, el maestro Veramendi debía superar este problema, demoler las estructuras incas y efectuar las fundaciones con el material lítico extraído del sector y el trasladado desde la fortaleza.
Dada la situación de carencia económica, había que volver los ojos a la iglesia primitiva, lugar donde el obispo Solano, en 1549, escribiendo al Consejo de Indias, renovaba su demanda y añadía: La Yglesia vieja la hice aderezar y alargar y alzar y cubrir de teja y está muy buena para muchos años, mientras se haga la Yglesia que se ha de hazer […]. Para esto, las obras de remodelación de la iglesia primitiva tienen su propio cauce y mejoramiento10; en las décadas posteriores, esta es transformada sucesivamente, tanto interna como externamente.
En ese entonces, el anhelo de vecinos importantes de la ciudad de asegurarse un sitio como morada para una mejor vida, se recompensaba con limosnas, topos de tierra o con aportes en pesos. Esta actitud es una muestra de cómo el creyente va dejando huella física en el edificio religioso. Basándonos en esta información documental, planteamos a continuación un esquema aproximado de la distribución y posición de la iglesia primitiva, que estuvo en pie hasta la década de 1650.
La idea y el proyecto inicial
Aunque el primitivo edificio había sufrido varias reformas, su estado era bastante modesto en comparación con las intenciones constructivas que se querían implantar en este Nuevo Mundo, a imitación de los modelos catedralicios europeos. Es así que, en estos tiempos, son dos los personajes que destacan: el obispo Solano, ferviente impulsor de las modificaciones de la iglesia antigua y hombre de propósito incansable por ver iniciada la construcción de la nueva Catedral; y, por otro lado, el primer arquitecto o maestro mayor, realizador de estos anhelos11.
Juan Miguel de Veramendi, el primer arquitecto. Maestro en las artes de la arquitectura, vizcaíno de nacimiento, tenía en su haber varias obras de importancia, como las iniciadas en 1555 para la Catedral de Sucre, La Plata y Chuquisaca, entre otros lugares.
Al parecer, como señala Ramón Gutiérrez, […] debía existir una articulación profesional de la producción arquitectónica en la región, ya que varios maestros ejercían una movilidad actuando sucesivamente en varias ciudades; esto explica la transferencia de técnicas y conocimientos así como el desarrollo de formas expresivas que no hubiera aflorado naturalmente si no hubiera existido esta movilidad interna
Manuscritos del Archivo Eclesiástico de la Catedral del Cusco contienen la descripción de las formas de aportes económicos para la construcción, el listado de los materiales empleados, etc., en los primeros años.
La fortaleza que se menciona como recurso para la construcción y que desde entonces se utiliza como cantera abierta debió de ser Sacsayhuamán, de donde se extrajeron las piezas líticas menores ubicadas en la parte superior, más ligeras de transportar y que sirvieron para las fundaciones de la nueva iglesia. Una vez más se comprobaba que el mismo nativo, por órdenes del extranjero, destruía sus recintos, otrora testimonio de reverencia y respeto. Así, al arrancar cada piedra, arrancaba parte de su corazón y atestiguaba la destrucción de su ancestro remoto como desgarrando con sus propias manos su propio espíritu
También el virrey dispone el inicio de la obra, por haber un maestro que lo supiese hacer, este era […] Juan Miguel de Veramendi12, que residía en la ciudad de La Plata, en la Provincia de Charcas, para con él se concertase el dicho edificio, de esta Santa Iglesia […], quien estuvo presente para dicho propósito.
El obispo Solano ya no se encontraba en Cusco, pues se había retirado a la diócesis de Arequipa, y en su representación y buena intención, y firmados los acuerdos, se dio paso a la colocación de la piedra fundamental. Esquivel y Navia completa otros datos interesantes como la lámina de inscripción y alhajas que se colocaron con la primera piedra.
Veramendi se encargaría de los primeros trabajos, durante un año, y luego se trasladaría a las Charcas. El primer desafío durante su permanencia fue el estado del terreno, relacionado con los ojos del manante. El agua del subsuelo en tiempo de los incas era aprovechada y canalizada, pero con la presencia hispana se destruyeron muchos de estos canales al llevar a cabo la distribución y construcción en los solares de la ciudad. En el caso del terreno de la Catedral, las aguas discurrían por gravedad desde las partes altas hasta las más bajas. En esta situación, el maestro Veramendi debía superar este problema, demoler las estructuras incas y efectuar las fundaciones con el material lítico extraído del sector y el trasladado desde la fortaleza.
La iglesia primitiva
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